miércoles, 13 de abril de 2011

Crónicas del Club XXV: Aquí hay gato liberado

La cita con Miguel Ángel García Argüez supuso un bonito encuentro con el que es profe literario de muchos de los componentes del club. El profe que empezó la locura de Letras Libres y del que hemos aprendido mucho a lo largo de estos años. De ahí que la sesión del pasado lunes 4 fuera una bella fusión de dos talleres: Letras Libres y Lecturas Libres que en realidad siempre han estado muy unidos. Podríamos decir que Argüez (o Miguel Ángel, no, que eso suena al siglo XVI... mejor Migue) se convirtió en el invitador invitado, el amo que se convierte en gato. Gracias a él en Letras Libres hemos disfrutado de la compañía de muchos escritores, así que esta vez le devolvimos la experiencia. Él mismo lo dijo: "ahora sé cómo se sienten los que vienen de invitados". Y debió sentirse de maravilla porque nos deseo mucha gloria y porque con él compartimos una bella tarde y una bella noche (los más gatunos que nos quedamos a disfrutar de  algunas cervezas y algunas raspas de pez).

La novela que leímos fue la última de Argüez: "Carne de Gato". Su narrativa está impregnada de poesía, de esos chispazos metafóricos que te sobrecogen. Una apuesta fuerte y arriesgada tratándose de una novela narrada en primera persona por tres personajes de vida descarnada, urbana y callejera que pululan por el mundo del trapicheo (en el caso de Guaqui) o del sexo en internet (el caso de Ana), tres jóvenes con heridas abiertas que intentan salir adelante lo mejor que pueden. Migue nos citó Historias del Crónen y la Generación K como una de sus referencias, y nos dijo que la novela va un poco por ahí pero metiéndole una inyección poética de mucho calibre. Y a la vez (añadimos nosotros) con un ritmo vibrante y lleno de dinamismo. También discutimos sobre los cabos sueltos que deja la novela: ¿Qué pasó con Tere? ¿Quién se quedó las pastillas que llevaba Guaqui? ¿Cómo es la vida del Gafas? Además pudimos conocer cómo fue la gestación de la novela: la procedencia de la idea a partir de unos artículos que escribió Migue hace años, algunas anécdotas vivídas u oídas que fueron el fruto de lo que se contaría en la novela, cómo se gestó el título, las dudas de Migue sobre si usar o no el lenguaje andaluz... y muchas más cosas... Hablamos de Cádiz, de su cara luminosa y carnavalera y de su cara sórdida y decadente... "Qué bonita y qué triste es Cádiz cuando llueve" nos dijo Migue. Por cierto, que en la reunión nos acompañó un gato de peluche con una tirita (debe ser pariente del que aparece en la novela) y dos regalos que Migue no quiso abrir hasta al final, ya se sabe que la curiosidad mató al gato. Al final los regalos resultaron ser una lata de anchoas y otra de atún de las buenas buenas. Sabemos a ciencia cierta que Migue se va a relamer los bigotes.

En fin que nos juntamos una camada de gatos que paseamos con Migue por los callejones del recuerdo, fuimos dando saltos por los bloques y las azoteas y también los basureros de Cádiz, hicimos equilibrios por las urdimbres de esta novela, nos subimos a la tapia de la poesía y volamos liberados de las cargas del miedo, del frío y del sueño.

Los gatos que acompañan este texto pertenecen al artista Carlos C. Laínez.